"... Hay una escalera de mano.

La escalera de mano siempre está ahí

colgando inocentemente cerca del costado de la goleta...

Vine para explorar el naufragio...

Vine para ver los daños que ha habido

y los tesoros que se han conservado..."





Adrienne Rich

LA INMERSIÓN EN LOS RESTOS DEL NAUFRAGIO















sábado, septiembre 17

Noche, calles y cigarros

Todos los naufragios están aquí, en estas veredas impertérritas, en la soledad de cada silueta huidiza, cada rastro de memoria, cada sombra recortada en las esquinas; la subida de las mareas ha tenido lugar entre laberintos urbanos de esta patria sin mar, la cuenca de Santiago, seca, como la cuenca vacía de un ojo ciego, amputado, sin lágrimas… internarse en sus pasadizos, vagar o dirigirse a un lugar específico que ya no existe, encararla y dejarse resbalar por la Historia, como cayendo a un precipicio…, así es el regreso, a esta hora, la hora 44 de mis años.

jueves, marzo 17

sábado, marzo 5

LA ÚLTIMA MIRADA

FRENTE A TU PUPILA, TRAS EL LENTE.

lunes, febrero 21

ESPEJOS

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miércoles, enero 19

LA HORA DE LOS CIRCULÓFAGOS

En el pequeño disco de loza

tres rísperas clonaléxicas próipicas

al sereno lunático de la rueda

esperan

que las manijas surquen el continuo regresivo

avanzando contra corrientes

entre tus sueños astrales



El tutú de la bailarina se levanta al giro

girasol azulado

girasol de fuego que se remonta

inundando tus pupilas

abiertas hacia dentro

bajo tus párpados



Sonámbulo que desciendes

al espiral de una vigilia macilenta

abres los ojos

para mirar al fondo de un vaso

donde se desdibuja un rostro acuático



Tras la primera ríspera

se mueve y tiembla

con la segunda próipica se agita

tu bostezo lo desvanece

y a la tercera clonaléxica

ya no recuerdas

como era el rostro

de aquel que fuiste

antes de la tangente que trizó tu brújula




Fotografía de Lilya Corneli
www.lilyacorneli.com

domingo, febrero 15

La Inmensidad Invertida

2008-04-19
Madrugada

Acabó el día; otro día inútil, absurdo, sin luz; otra antesala del infierno, muerte soñolienta, caminata por el abismo de la realidad estúpida, pérdida irremediable; otro estancamiento pestilente, un intervalo más de agonía entre el sueño nauseabundo y el amanecer letal, otro minuto en la eternidad de un dios desconocido e incomprensible y otro capítulo infernal en mi naturaleza humana que aún reivindico y no capitulo; otra soledad demente por entrar sin permiso y venir de tus aguas turbias, otra ferocidad de este destino cómplice de la perversidad perenne del macabro plan perfecto, otro sollozo incapaz de hacer estallar el planeta decadente, otro aguerrido esfuerzo por abrir los ojos y soportar el paso de las horas, acontecer nefasto; otro remover las olas de un mar lejano, otro rutinario castigo, otra estocada infame para la veracidad de mi raíz, otro segundo en mi consecuente monstruosidad....sin ti.


HOPE - George Frederic Watts
www.illusionsgallery.com

sábado, febrero 14

Artífice de un final


CALLE # 7 Bayano-Cuba - Fotografía de Yanoski

Los cuentos para niños nunca han sido eso, cuentos para niños, no sólo por la riqueza arquetípica que contienen, la que ha sido rescatada y utilizada como herramienta de auto-conocimiento y fuente reveladora y sanadora, tanto individual como grupal, por la Psicología Junguiana, sino también porque algunas veces, actúan en nuestro mundo psíquico como mensajeros de determinados presagios que, de andanza en andanza, se van evidenciando. Me ocurría esto de niña con un cuento que amaba, aunque, por motivos que desconocía, el final nunca me gustó. Aún así, algo se iba trenzando entre el devenir y aquella certeza de algo cercano, aunque invisible, que Peter Pan me provocaba.

Más tarde, cuando la vida quiso poner las cosas en orden, esto es, en el orden de otros, casi llegué a creer que se trataba de una fantasía, pero seguía hallando ciertas señales, determinados signos incuestionables de aquel País de Nunca Jamás que se acercaba, que venía a mi encuentro indefectiblemente no porque yo lo haya querido, pero lo cierto es que aquella horda de niños perdidos, se las arregló para encontrarme, los mismos que, entre inocentes páginas, atisbé en la infancia y en los que seguí pensando luego, bajo otros nombres y hallados en otras esquinas, a veces literarias, otras, las que fui cruzando con los años.

Un día cualquiera, ya de regreso de muchas cosas o eso creía, al cruzar un umbral me encontré en medio del cuento más real que haya imaginado nunca. Fue inmediatamente reconocible por todos los momentos y las edades que he tenido, una reconcentración de tiempos y procesos; de esta manera, dolorosamente feliz y completamente enamorada de la tribu, decidí cambiarle el final a la historia.

En la historia que arremete, queriendo hacerme protagonista, decido entonces que la pequeña burguesa no crece nunca, jamás regresa el amigo de infancia, aún niño y la encuentra convertida en una señora, una madre, una esposa, una adulta: No. Jamás. En esta historia, Wendy aún sabe volar y escaparse por la ventana aunque tenga la edad de un adulto, nunca ha sido madre aunque haya tenido hijos, sí puede ser camarada, hermana, amante, amiga y madre si se requiere, de cualquier lobo, oso, niño perdido, mago, duende o Ave Fénix, puede jugar en los parques, cabe en los balancines, columpios, cuevas, pasadizos secretos y escondites varios, aunque tenga cuerpo de adulta, su cuerpo es como su esencia tribal, un accesorio absolutamente acomodable a las circunstancias, está en el lado oscuro de la inocencia y es inmensamente feliz, nocturna, promiscua, delirante, lírica, dolorosa, bella y feliz, insisto. Siempre insistiré.

Equilibrista


EL GRITO - Eduardo Martinez Bonatti 1962

Esá suspendido. Está solo. Se tiene sólo a sí mismo. Todo lo que cree tener asido firmemente, no es nada más que su propia mano creyendo asir la cuerda de la que penden su propio vértigo y su propia soledad estallando en el vacío en miles de formas, que le dan la ilusión fugaz y reiterativa de universos creados, de soles, de mundos, de habitantes que giran destellantes antes de caer al insondable pozo ciego del incesante delirio que destila.

miércoles, febrero 11

Punto 0

7 - Septiembre - 2007

No alcancé a despedirme de ti. El médico dijo – Vaya usted a recaudación y por ahí pase el joven que se va a internar -. Giré hacia el pasillo por donde debía dirigirme a la ventanilla señalada y, antes de avanzar, me volví para mirarte, supe que teníamos que despedirnos, que cuando salieras de allí ya no serías el mismo ... ni yo. Alcancé a ver tu figura escueta de perfil, un segundo antes de que desaparecieras tras la puerta que cruzaste junto al enfermero que te había cogido el brazo.


THE WALTZ - Fotografía de Sandra Torralva
www.sandratorralva.com/home

Harina del mismo Costal


Fotografía de Spencer Tunick - Buenos Aires

22 - Septiembre - 2007

Como en todos los dichos populares, en este está presente también, aquel peculiar tipo de sabiduría subterránea, que se descubre en forma violenta, brutal, por los aludidos en la palabra y escogidos en lo inefable. A pesar de que esa clase de verdad se intuye desde el nacimiento, cuando sale a la luz suele ser tremendo, porque la revelación surge de lo profundo, de lo que se ha vivido y de aquello que se nos ha ido presentando como una suerte de comprobación de ciertas cosas que no hemos pretendido saber, que no investigamos, que no estudiamos o, eso creemos, pero sabemos porque siempre nos salen al camino, de costado, al acecho, al borde. Y aparecen justo de lleno, cuando los círculos comienzan a cerrarse, los cabos se atan y la mitad de la vida ya se escribió, por lo tanto, hay antecedentes históricos, causales, mágicos, poéticos, milagrosos, profanos..., que las avalan.

Sector 5

10 – Septiembre – 2007

El sector 5 del Hospital Psiquiátrico es desoladoramente iluminado, por los enormes ventanales entra una luz blanca que desnuda la oscuridad profunda en la que sus pobladores habitan. Se tiene la impresión de haber llegado a un campo de batalla, después de la guerra, donde están los sobrevivientes de una lucha feroz, los que perdieron, los que quizá hubiesen preferido morir. El deterioro es general, en los más afectados se ve el destino de los que aún se sostienen en esta guerra interminable contra una enfermedad tirana e imbatible.

Es la primera vez que vengo al Psiquiátrico, este lugar tan olvidado del mundo, tanto que muchos viven toda su existencia sin saber que existe, aquí y en todas las ciudades del mundo. Este territorio cargado de estigmas monstruosos, de leyendas espeluznantes por la conceptualización fantasmagórica que ha elucubrado la cultura en torno a él y que persiste en el imaginario colectivo. Debo decir que el Psiquiátrico no es terrorífico ni atemorizante..., el Psiquiátrico es triste. Profundamente triste. Eminentemente triste; puesto que las personas que aquí se encuentran internadas son la encarnación del abandono. Se les ve abandonados de sus familias, de la sociedad, de sí mismos..., de Dios.

Y uno se pregunta dónde está Dios, porque en la felicidad de otros ya no se le reconoce, en ella sólo se reconoce la injusticia. Sin duda que ese magnánimo ser que el hombre se ha construido, explicándolo con dotes de inagotable bondad, sobreexcedido de misericordia por la raza humana, carece de ojos..., aunque tal vez tenga oídos... y por eso rezamos.


domingo, febrero 8

Lunática Luna del Crepúsculo

26 – Septiembre – 2007

Hoy, justo a la hora del crepúsculo, nuestra hora, la luna estaba baja sobre la cordillera, amarilla y redonda como un queso; era una de aquellas lunas,de aquellas que nos gustan. Me paré de frente a la ventana, nos miramos a la cara. Me pregunté si estarías en el patio, si podrías verla; olvidé que allá, en ese patio, los muros son altos para evitar las fugas, que sólo se ve un rectángulo de cielo sobre las cabezas cuando miras hacia arriba..., te llamé por tu nombre y te conté que afuera había una luna nuestra, mientras por mi cabeza pasaban imágenes de tantas veces en las que te llamé, en casa, para que salieras al jardín a ver la luna, las estrellas, las nubes o el color del cielo, una sobre otra..., cuando eras niño, adolescente, más grande, cuando aún no llegaba lo de ahora y entonces salíamos, dejábamos lo que estuviésemos haciendo y salíamos a la calle a caminar mirando la luna, porque la noche ya venía y nos llamaba, porque el aire comenzaba a susurrar cosas que sólo nosotros entendíamos..., porque teníamos que pedir un deseo y no contárselo a nadie en alguna esquina, junto a algún árbol o en cualquier lugar.



MASKS - Fotografía de Sandra Torralva
www.sandratorralva.com/home

Le pedí un deseo hoy a la luna de queso. Le pedí que sanaras de sus influjos eclípticos.

Otro día


ENTRE ROCAS - Fotografía de Beatriz Moreno
www.fotonatura.org


18 – Septiembre –2007
6.00 A.M.

Amanece en Santiago. En el Instituto Psiquiátrico de Av. La Paz, comienza la jornada, los auxiliares van despertando a los internos, uno a uno, se incorporan, se dirigen a las duchas. Ahí vas. Tu jornada comienza y finaliza mi noche de vigilia pensando en ti y en los que están contigo allá, te levantas, yo voy a acostarme. Hoy no te visitaré, porque estoy resfriada y no quiero contagiarte, porque estaré cansada, agotada, enferma, deprimida, dolorida..., loca.

Rotonda Elektra

PRUEBA DE CONOCIMIENTOS ESPECÍFICOS

CUESTIONARIO

Problema 1.-

Usted se encuentra manejando su automóvil, a media noche, en una ciudad laberíntica. Llega a un callejón angosto y sin salida. Situación donde:

Calle Laberíntica = su vida
Automóvil = su cuerpo físico
Callejón = su edad

La forma exacta de salir es:

a) Poner marcha atrás
b) Bajar del auto y salir a pie
c) Acelerar




Comienzo a escribir desde mi vida errante que también ha comenzado ya. Él no lo sabe, nadie lo sabe. Solo mi madre está al corriente de los acontecimientos presentes y de los que vendrán. Finge no saberlo, no creerlo, trata de sabotear mi soledad. Envidia silenciosamente mi destino, el mismo que ella anhelara para sí, el que nunca tuvo el valor de aprehender, de asir. Habla de brujería, de cristiandad, no tiene ya recursos para boicotear el sino de mi existencia.

Todo está teñido de rojo oscuro, de sangre, de muerte, de parto. Todo es ahora una despedida. Las calles, las miradas y los terribles actos cotidianos. No hay besos, no hay esperanza. No hay nada, solo el adios.

He comenzado a ser una extraña, una indigente en mi tiempo paralelo.
Me voy, te dejo. A ti que eres mi doble, mi doble crucifijo, mi antagonista, mi herida definitiva. Me voy y te dejo.

En mis entrañas se desencadena un proceso de desprendimiento. Tengo amnesia corporal, genética y visceral. Estoy descarriada, siempre lo estuve. Estoy parada frente a Dios.

No tengo más recursos que la herida, nada más que la verdad.

Mi yo entrañable se levanta con toda su soberbia y su vejez en el umbral del crepúsculo. No capitula. La línea de la vida, en mi palma derecha, da la vuelta al mundo y a todas las tuercas hasta el ocaso de todos los umbrales. La vejez quedó atrás desde que comenzó a abandonarme la juventud. No hay bandera alba, ni pañuelos pusilánimes en mi raíz desnuda y perfecta, poderoso pensamiento, inquebrantable libertad de lo sublime.

Nuestras promesas son como brisas del aire magnificadas, universales. Salen a borbotones. Somos un cúmulo de roqueríos indestructible. Nuestras promesas están incrustadas entre sus cortes abruptos, confundidas con los moluscos, adheridos a la piedra. Son portentosas, eternas, indestructibles. No te dejaré jamás. Nunca te abandonaré. Somos tú y yo para siempre. Nosotros dos para siempre. Contigo sufro la fuerza del amor. Del amor maldito, iluminado, verdadero. Te amo desde la rotonda interminable de la sangre, te amo en la muerte que se nos impone no sé desde cuando y te amaré en todas las promesas que la sustentan.

Tu mirada es mi espejo. El espejo del naufragio que yo te heredé.

A veces no sé como te amo. A veces quisiera no amarte para no acompañar todo lo que te falta. Lo que no tendrás. La vida nos lacera porque la vivimos. Los otros están muertos desvergonzadamente. Estúpidamente. Nosotros vivimos intensamente nuestra muerte de espiral marino. Cae de mi mano. Yo voy cayendo contigo directo a nuestra patria, la de los locos.

Te abandono. Es un abandono largo, podrido, porque nunca tomaré ese avión.

Estoy parada frente a Dios. Te estoy mirando, Francisco, por toda la eternidad.